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El arpa como el acompañante ideal para el recitado de las tonadas
Imagen: El arpa como el acompañante ideal para el recitado de las tonadas 21-08-2025

La noche del pasado miércoles, la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós acogió el decimoctavo gran concierto de la trigésimo cuarta edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca. Se celebró una de las propuestas más reveladoras y animadas de su programación: ‘El Retorno de las Musas’, un homenaje a las actrices-cantantes del Siglo de Oro español. El recital estuvo a cargo de Ars Atlantica, dirigido por el prestigioso arpista Manuel Vilas, y contó con la participación de la cantante y percusionista Vanesa Muela, referente indiscutible de la música tradicional castellana.

La sesión se construyó alrededor de las canciones profanas que fueron enormemente populares en la España del siglo XVII, y que a menudo nacían del contexto teatral. Interpretadas en su mayoría por mujeres, estas piezas constituyeron uno de los vehículos más expresivos de la época, aunque hoy permanecen prácticamente olvidadas. Lúcido y ameno, resultó ser un ejercicio de recuperación histórica y, al mismo tiempo, un acto de justicia poética: devolver la voz a aquellas intérpretes que dieron brillo y vida al teatro barroco español.      

‘El Retorno de las Musas’ por fin recaló en el FICS tras arrancar hace un par de años en el Teatro Principal de Santiago de Compostela, un recital que combinó rigor musicológico y una cercanía inusual en la interpretación de la Música Antigua. El núcleo del programa fueron las canciones profanas del XVII, piezas para una voz y acompañamiento instrumental, en este caso el arpa de dos órdenes, protagonista indiscutible de la velada. Estas tonadas abordaron temas de amor, desengaño, humor o picardía, con un precioso lenguaje poético y popular.

Muchas de las piezas que se disfrutaron en Santa Cruz de la Serós fueron anónimas. Sin embargo, Vilas quiso poner en valor la figura de Juan Serqueyra, compositor hoy casi desconocido, pero muy apreciado en su tiempo dentro del ambiente teatral madrileño. Escritas para actrices y cantantes de gran carisma, sus obras fueron parte esencial de la vida cultural del Siglo de Oro. En el concierto se evocó especialmente a una de ellas, la célebre Bernarda Manuela ‘La Grifona’.

Lo más aplaudido fue la combinación del arpa barroca de Vilas con la voz y la percusión de Muela. Ambos transmitieron cercanía y una poderosa pasión por el rescate de los temas. Manuel Vilas, uno de los mayores especialistas en este repertorio, extrajo del arpa toda su expresividad, mostrando su gran versatilidad en solos. Su sonoridad, con un espectro tímbrico entre la delicadeza lírica y la fuerza rítmica, se reveló también como el acompañante ideal para el recitado de las tonadas. El timbre natural de Vanesa Muela, unido al fraseo directo y a la energía rítmica de la percusión, conectó con la esencia popular de las mismas, devolviéndoles todo el colorido y gran parte de su magia y carácter original.

Manuel Vilas se muestra de acuerdo en la importancia de rescatar la música histórica, aunque subraya que el pasado nos recuerda que casi todo ya ha sido inventado: “no hay nada nuevo, simplemente cambia el envoltorio”, señala. Para el arpista conviven dos grandes tendencias: una música antigua “comercial”, dominada por clichés y fórmulas, y otra “rebelde”, fundamentada en la investigación rigurosa y en la excelencia interpretativa, que se atreve a contradecir lo establecido y abrir nuevos caminos.

A nivel profesional, el intérprete vive un momento especialmente fructífero. Tras décadas de investigación y trabajo con las arpas históricas, Vilas afirma sentirse en plenitud, con experiencia y bagaje, pero también con el entusiasmo intacto para seguir aprendiendo y creando proyectos. Entre los próximos destaca la publicación del nuevo disco de Ars Atlantica, dedicado a la música del convento femenino de La Trinidad en Puebla, México, un proyecto que vuelve a poner en el centro a las mujeres como creadoras e intérpretes de un riquísimo patrimonio humano y sonoro, tal y como se pudo ver y aplaudir el pasado miércoles en Santa Cruz de la Serós.