La caravana itinerante por el Alto Aragón del Festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna Huesca, que organiza la Diputación Provincial, hace su última parada de 2025 en Fraella (Grañén) y Santalecina (San Miguel de Cinca), antes de recalar, como cada año, en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena el fin de semana próximo para vivir la gran fiesta de clausura de la sexta edición.
La fuente de los recuerdos de Fraella, en el término municipal de Grañén, y el arco de la iglesia de San Pedro de Castelflorite, en el municipio de San Miguel de Cinca, serán los dos últimos espacios escénicos de la ruta itinerante del VI SoNna Huesca, que ha llevado al certamen por las diez comarcas oscenses desde el pasado 5 de julio hasta el próximo 13 de septiembre. Habrán sido 25 espectáculos repartidos en los fines de semana del verano. Conciertos de pequeño y mediano formato en espacios naturales o patrimoniales.
Antes de regresar a los grandes conciertos de la Cartuja de Sariñena, la sexta edición recalará este fin de semana en un escenario que ya debutó el año pasado, la recoleta Fuente de los Recuerdos de Fraella, y en uno que descubriremos este año: el arco de la iglesia de San Pedro de Castelflorite, un escenario que no dejará indiferente al público.
El sábado, la cita en Fraella es con el inglés Sam Lee, uno de los renovadores actuales del folk británico. El cantautor ha recuperado la música y la literatura del pasado, basada en la tradición oral, y explora a partir de ella nuevas posibilidades sonoras. Con un estilo sencillo, sustentado por su potente voz, Sam Lee ha logrado establecer un vínculo entre el ayer y el hoy, convirtiéndose en un guardián de la canción popular, un narrador de cuentos con un repertorio único.
  
 Su propuesta, de aparente sencillez, es de una riqueza extraordinaria, con temas reposados y perfectamente hilvanados. Escuchar las canciones de Sam Lee es viajar a tiempos de los rapsodas, de los poetas que rescatan lo auténtico de la naturaleza para crear una conciencia social y ambiental, para establecer ese nexo necesario con nuestra herencia. No hay purismo musical en su propuesta. Lee usa las canciones populares como un medio con el que decora sus composiciones. 
El escenario donde tocará Sam Lee se ha convertido en un lugar inolvidable desde hace muy pocos años (siete), cuando la Fuente de los Recuerdos de Fraella se recuperó tras seis décadas tapada y enronada. Hoy es el arranque y el destino de las rutas de senderismo del entorno.
Encajada en un resalte de la roca arenisca, la fuente se completa con un pequeño abrevadero y un lavadero, donde las mujeres de Fraella hacían la colada cuando el agua corriente en las casas era aún desconocida.
La fuente mana con un caudal constante en invierno y en verano de siete litros por segundo. Su recuperación comenzó en 2016 gracias al empeño y dedicación de los habitantes de Fraella. Fue necesario el desbroce y excavación, ya que la fuente estaba cubierta de vegetación y el lavadero enterrado. Hoy, sus mesas de picnic y su panel explicativo recuerdan a Segundo, el fraellense que encontró el pozo.
Al día siguiente, el certamen se desplaza hasta el municipio de San Miguel de Cinca para recibir a los aragoneses Mantel de Noa, o lo que es lo mismo, a Pilar Gonzalvo (arpa irlandesa y zanfona) y Miguel Ángel Fraile (duduk, clarduk, whistles, acordeón, gaita…). La versatilidad de sus componentes, con una veintena de instrumentos musicales en su repertorio, así como una cuidada puesta en escena, hace de los recitales de Mantel de Noa un viaje cultural lleno de sensibilidad a la música antigua y a las músicas del mundo.
Gonzalvo y Fraile son dos músicos consolidados en la escena aragonesa y en el país, con más de treinta años de carrera y que llevan más de una década embarcados en un proyecto nacido en 2015 con la publicación de Hilos de Aire. Su último trabajo, Islas errantes, dedica una especial atención a los sonidos del arpa céltica y del duduk (clarinete armenio), con los que consiguen atmósferas irrepetibles, intimistas y melancólicas que provocan el hechizo en el público.
El escenario además será propicio para ello. A medio camino entre las poblaciones de Santalecina y Castelflorite permanece en pie un arco gótico del siglo XIV que desafía al viento y al paso del tiempo. Es el testigo de lo que fue la iglesia de San Pedro de Larroya, ubicada en el Camino de Santiago o Camino Viejo entre Monzón y Villanueva de Sijena. A mediados del XIX se encontraba ya en ruinas y en la década de 1940, tal y como muestran las fotografías de Alfonso Foradada conservadas en la Fototeca de la DPH, tan solo conservaba dos arcos y la portada.
Apenas protegido por un par de cipreses, este arco ojival apuntado está ubicado en una pequeña parcela rodeada de campos de labor salpicados de sillares de la antigua iglesia. Estamos en los Monegros más fértiles, ya muy cerca del río Cinca. La mano del hombre ha transformado el paisaje medieval. En 1585, durante la celebración de Cortes en Monzón, Felipe II se descubrió delante de la iglesia de San Pedro de Larroya “mientras practicaba la caza por aquellos inmensos páramos”.