Una alimentación sana y saludable y el interés de los consumidores por productos que se hayan producido, elaborado y distribuido a través de métodos sostenibles con el entorno se ha manifestado durante la crisis sanitaria mundial producida por el COVID 19 como una actitud en alza por la que optan cada vez más personas.
En tal contexto, la Diputación Provincial de Huesca ha considerado importante visibilizar y reconocer el trabajo que en este sentido vienen realizando en los últimos años agricultores, ganaderos, pequeños comercios de proximidad, mercados agroecológicos, distribuidores, restauradores y consumidores de la provincia de Huesca para potenciar los denominados productos de proximidad, los denominados alimentos kilómetro 0, y que cuentan con el movimiento Slow Food, a través de sus convivium en la provincia, para defender modelos de vida y de actividad económica sostenibles.
Así, el XXIII Galardón Félix de Azara, la máxima distinción de la institución provincial en materia de sostenibilidad, se concederá al movimiento Slow Food, por ser pioneros en la conformación de una red de productores, distribuidores y consumidores de alimentos de proximidad. El Galardón reconoce el trabajo de este movimiento en su defensa por una alternativa al modelo actual de grandes corporaciones y ganadería y agriculturas intensivas.
Miguel Gracia, Presidente de la Diputación Provincial de Huesca, ha argumentado que de esta forma se está visibilizando el trabajo de quienes buscan “un modelo económico local, basado en la sostenibilidad ambiental, que preserva la biodiversidad alimentaria, fomenta el asociacionismo, potencia los recursos propios y, sobre todo, supone una forma de generar empleo y asentar población en el medio rural”.
A todos estos elementos se le suma el valor creciente que los consumidores le dan a la seguridad alimentaria, y más cuando desde las grandes ciudades, en momentos como la pandemia, se vuelve la mirada hacia el medio rural como el lugar capaz de propiciar un modelo de vida más saludable, con la producción de alimentos más saludables, cuya distribución genere menos impacto en el medio ambiente que el que se produce por medios de transporte más contaminantes, y que, en definitiva, lleguen al consumidor con su sabor más auténtico.
El movimiento Slow Food, impulsado en 1986 por Carlo Petrini bajo la defensa de una nueva gastronomía, extendido en la actualidad por más de 160 países y con implantación significativa en la provincia oscense, ha logrado ser pionero en la conformación de una red basada en los productores de alimentos de proximidad y que se ha ido completando con distribuidores y comercializadores de este tipo de producto kilómetro 0.
Slow Food es ya una filosofía de vida, a través de su defensa de una cultura alimentaria buena, justa y limpia,en un sistema que apuesta por la biodiversidad con producción agrícola local que genere alimentos que garantizan sabor y empleo en el territorio. Gracias a este modelo de trabajo se pueden ir recuperando, y así se está realizando en la provincia de Huesca, variedades de diferentes productos alimentarios, de manera que el productor local, no solo genera actividad económica sino que se convierte en guardián de la biodiversidad.
El convivium de Slow Food de Huesca fue constituido en el año 2006 y en los últimos cuatro años el crecimiento de la asociación ha sido cuantitativo en socios superando en la actualidad el número de 70 socios, y cualitativo en actividades y difusión de su filosofía y actitud, ya que se han creado otros convivium, como el de la Ribagorza, constituido en 2012, dentro de esa filosofía de potencial lo local y acercarse al territorio.
En el caso de la provincia de Huesca Slow Food ha contribuido a fomentar el empleo en el medio rural, asentando población al apoyar iniciativas en pro de los agroproductores del entorno. Además realizan un trabajo de visibilidad y difusión de los alimentos Kilómetro 0 de la provincia.