“La gente siempre celebra con música. Los carnavales venecianos de la época de Vivaldi estaban llenos de conciertos en sus salas y teatros; ‘gondoliere’, teatros de títeres o espectáculos callejeros llenaban de melodías la ciudad de los canales en sus festividades”, estas palabras de María Altadill, directora de Ilerda Antiqua, alumbra los ecos de ‘El Carnaval del Prete Rosso’ con el que la reconocida formación de música barroca inundó de color y de alegría la iglesia del Carmen de Jaca la pasada noche del miércoles, dentro del XXXII Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza Diputación de Huesca.
Bajo el epígrafe de 'Música y Fiesta' de esta edición, a partir de un cuidado programa con obras para los carnavales venecianos, Ilerda Antiqua se centró en Vivaldi, “en la interpretación de uno de los compositores más importantes italianos del barroco en el marco del que fue su época en Venecia, en los carnavales de más de siete meses de esta capital adriática. Carnavales llenos de música en las calles y en teatros”, ciudad que alardeaba, además, de tener a uno de los mejores compositores trabajando para ella.
La brillantez del aplaudido y emocionante concierto fue recoger lo sembrado a partir de la variedad de formas compositivas del programa propuesto: arias de ópera, sonatas, sinfonías, cantatas, entre otras. “Vivaldi es siempre un reto para el que lo interpreta y para quien lo escucha, que busca siempre reconocer al autor pero verse sorprendido por una coloratura, un giro harmónico”, destaca María Altadill.
Entre la intensa, viva y atractiva propuesta de Ilerda Antiqua destacaron dos obras de su selecto programa: Una pequeña aria de la ópera ‘la Fida Ninfa’ “dite oimè”, que concentra en algo más de un minuto la exigencia de recorrer todo el ámbito vocal de la cantante, además de un “gran sentimiento”; así como las variaciones sobre ‘la Follia’, siendo para el instrumentista de cuerda un desafío no sólo en la técnica, sino también en la interpretación.
Así resultaron soberanos en ejecución, arrojo y arropamiento, donde las magníficas dotes de mezzo-soprano y de dramaturgia de María Altadill para este proyecto, y de todo su excelente ensemble de músicos, no hicieron otra cosa que poner muy alto el valor de la música y de esta etapa histórica y sonora en los oídos y corazones de los jacetanos, como magna experiencia artística y cultural que así fue celebrada en la iglesia del Carmen, pues Ilerda Antiqua siempre busca la complicidad con el público: “Nos gusta enmarcar nuestros programas en un marco histórico concreto, así como relacionarlo con otras manifestaciones artísticas”.
“No hay ningún músico que no se resista a los encantos de la música de Vivaldi”, subraya Altadill. “Puede llegar a sorprenderte gratamente como intérprete. Y como oyentes —muy acostumbrados a encontrarnos con ‘Las cuatro estaciones’ en cualquier lugar— ahora descubrimos y compartimos las diferentes caras de nuestro protagonista”.
En estos momentos, la formación se encuentra recuperando producciones teatrales con algunos estrenos para el 2024. “Estamos muy ilusionados de volver a trabajar con grades directores teatrales, así como creando productos nuevos. Vemos que nuestro retro es conseguir ‘atrapar’ a un público más joven. Muchas formaciones de música antigua cuentan con interpretes muy jóvenes, pero, por lo contrario, aún estamos trabajando en fórmulas para atraer al público adolescente, por ejemplo”.
“Para ello creo que no sólo necesitamos una buena formación en escuelas e institutos, sino una política cultural ‘creadora’ de nuevos públicos. Puede ser lento, pero creo que sería una inversión de futuro apostar por crear circuitos de divulgación y aprendizaje”. Para Ilerda Antiqua, los certámenes como el Festival Internacional en el Camino de Santiago “ejercen parte de esta función, pero tendría que haber todo tipo de iniciativas formativas —no sólo conciertos— los doce meses del año”, apuntan.