La iglesia de Tamarite de Litera acogió la tarde del pasado domingo el tercer gran concierto de la trigésimo cuarta edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca. En un día grande tanto para la villa como para la zona, se asistió a una propuesta tan inédita como valiente: el directo del ensemble L’Incantari, coliderado por Lucía Samitier y Arturo Palomares, que presentó un repertorio prácticamente desconocido, con raíces profundas en el patrimonio musical de la comarca de La Litera. En Tamarite de Litera, capital histórica y cultural del territorio, se vivió pues una velada que fue mucho más que música: se convirtió en recuperación y memoria sentidas para una gran ocasión.
Impulsado por el Centro de Estudios Literanos (CELLIT), el proyecto ya tuvo una primera presentación como trío en Binéfar hace dos años, pero la actuación en el FICS supuso su auténtico estreno, tanto por el formato —con toda una gran formación reforzada para la escena— como por la riqueza instrumental desplegada, donde arpa, guitarra, clavisimbalum, lira, gaita, fídulas, viola de gamba, órgano y percusiones acompañaron a las voces cálidas y expresivas de Palomares y Samitier. El resultado fue una experiencia sonora única que puso en valor repertorios que habían permanecido ocultos en archivos, colecciones particulares o en la memoria oral y a veces frágil de los más mayores.
El gran mérito de este aplaudido y emocionante concierto radicó en situar la música de esta tradición oral y sus partituras inéditas al mismo nivel que los grandes nombres del repertorio clásico. Frente al peso de los autores consagrados, L’Incantari reivindicó la belleza y la profundidad de lo anónimo y popular. Cada arreglo, cada armonización y cada reconstrucción fue fruto de un trabajo musicológico riguroso de L’Incantari, que se combinó con una ejecución vibrante, detallista y delicada, cercana y henchida de honestidad y verdad.
El público de Tamarite de Litera que abarrotó su iglesia parroquial valoró especialmente la autenticidad y frescura de la propuesta. Los detalles estéticos, la disposición sentimental de los intérpretes y el constante diálogo entre pasado y presente dotaron al concierto de una atmósfera única, íntima y simbólica para la merecida ocasión. No sólo fue un recital, sino un acto de comunión cultural y empática con las raíces, con un territorio, con sus gentes y su historia. Las voces de L’Incantari, perfectamente empastadas, conducían la narración y sus rescates, mientras los selectos instrumentos evocaban paisajes y costumbres que parecían suspendidas en el tiempo.
L’Incantari no solo mostró su versatilidad al abordar distintos repertorios, desde la música antigua hasta la tradición autóctona u oriental, sino que lo hizo con el personal sello que le caracteriza, reconocible por el tratamiento vocal, los recursos tímbricos y la coherencia estética con el concepto de cada proyecto. Este compromiso por el cuidado patrimonial y su capacidad para combinar rigor académico y sensibilidad artística, convierte cada una de sus propuestas en una experiencia irrepetible y para el recuerdo.
En una edición del FICS que rinde tributo a Johann Sebastian Bach, la propuesta de L’Incantari se situó en el polo opuesto, pero complementario. Porque si el legado de Bach representa la cima del canon occidental, esta mirada hacia lo local, lo íntimo casi perdido, ofrece el contrapunto necesario para que el festival se complemente y gane en diversidad y sentido.
El concierto en Tamarite de Litera fue, en suma, una apuesta por la profundidad, un acto de amor a la música como vehículo de memoria y de comunidad. Una invitación a mirarse en el espejo, a escuchar con el corazón y a reconocer que la historia sonora de un territorio merece subir a los escenarios más prestigiosos, y también al más exigente: al de nuestro criterio. Gracias a grupos como L’Incantari, el patrimonio resurge, vibrante y lleno de vida, y recibe todo el gran aplauso de una magna y rotunda celebración.