El nuevo concierto del XXXII Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza Diputación de Huesca tocaba en la iglesia parroquial de Villanúa. En ella, la exquisita y talentosa formación de Al Ayre Español, que hizo las delicias del respetable con su programa ‘La soave armonia’. Como acostumbra, fue todo un gran éxito el poder gozar de las partituras de Arcangelo Corelli, con sus modelos y formatos selectos para el directo de las almas. De gran influencia por toda Europa, a Corelli le emularon Tomaso Albinoni y Antonio Caldara, imitando esta ‘soave armonia’, su música sacra en la dedicatoria de la Op. 3.
El resultado de un concierto de música antigua depende del enfoque que los intérpretes le den. “Cuando la música se trata como ‘música del pasado’ suena a eso, a rancio, pero cuando un intérprete, una vez asimilado el estilo de este repertorio, lo transmite al que le escucha como si fuera música contemporánea, escrita ayer, la experiencia se convierte en algo moderno y fresco, y se establece la empatía. El oyente tiene que venir con los oídos limpios, liberados de prejuicios y con actitud de conocer y disfrutar”.
“Regresemos a esa actitud en los conciertos y disfrutemos de aquello que se nos sirve sin buscar apoyo en la escucha previa. La fiesta entonces está servida”, subraya Eduardo López Banzo, fundador y director de Al Ayre Español desde hace 35 años, pionero en el descubrimiento de la música barroca española y aragonesa, investigador curioso e insaciable, y aragonés de ascendencia oscense, apasionado de su tierra que cerrará con otro muy esperado concierto, ‘¡Veniz todos a bailar!’ el próximo sábado en la Catedral de Jaca.
Puesto que algunas de estas sonatas de Arcangelo Corelli ejecutadas el martes se encuentran —entre otros lugares— en un manuscrito de la Catedral de Jaca, este precioso recital sirvió pues como un más que luminoso pórtico sonoro al directo del próximo sábado, presentando ya a Corelli como la persona cuya música se escuchó profusamente, también en Jaca, a principios del siglo XVIIII.
Además, en Villanúa sonaron con ganas las dos sonatas de Albinoni, conocidas por el joven Bach para escribir sus primeras fugas. Fueron más que celebradas. Sin duda, la propuesta global fue todo un modelo para el deleite, brío y empatía con los grandes maestros. Y es que el detalle musical de Al Ayre Español se proyecta siempre invitador, calculado, emocionante y renacido en todas sus maestras y generosas ejecuciones.
El tono del grupo contagió entusiasmo y júbilo al respetable. Y es que, como comparte López Banzo, aludiendo al leitmotiv del festival, “la música está presente en muchas actividades del ser humano y es la gran aliada de la fiesta, aportando esa dimensión vibrante y trascendente que realza toda celebración: no hay fiesta sin música”.
En estas, Al Ayre Español celebra este año su treinta y cinco aniversario. “Han sido años de un profundo y continuo trabajo de investigación del repertorio español y de sus recursos para una interpretación históricamente informada. Hemos tenido una presencia constante en los más grandes y prestigiosos escenarios de todo el mundo, y en el 2004 fuimos el primer ensemble de música antigua que recibió el Premio Nacional de Música que concede el Gobierno de España. Este año tan especial, pues treinta y cinco años son una cifra respetable, llevamos con mucho orgullo nuestra ascendencia aragonesa”, proclama Eduardo López Banzo. El sábado los volveremos a poder ver, oír y disfrutar en el cierre, en el concierto clausura del festival.