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Vivimos rodeados de música y de sonidos pregrabados que, disociados de sus fuentes sonoras originales, casi no llaman hoy nuestra atención, pero esto no siempre fue así. Hubo un tiempo en el que la sociedad vivía en silencio y solamente los privilegiados, y el pueblo llano en las ocasiones señaladas, tenían acceso a la música.
Aunque el ser humano logró perpetuar sus creaciones plásticas ya desde los albores de la sociedad, la fijación de sus obras sonoras y su posterior reproducción sin la participación de un intérprete no se hicieron realidad hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo xix. Sin embargo, antes de esa fecha se crearon numerosos instrumentos mecánicos que ejecutaban piezas musicales de forma automática. Sorprendentemente, y aún hoy, en la era de las pantallas led y de la comunicación planetaria, nos fascina ver funcionar esos ingenios que nos hablan de otra época en la que el tiempo tenía un ritmo y un valor muy distintos a los actuales, y por un momento su sonido sencillo e ingenuo captura nuestra atención y nos traslada a algún lugar de nuestra mente cercano a la fascinación infantil.
La Colección Mur reúne cientos de esos ingenios musicales que, desde las sencillas cajas de música o los sofisticados órganos neumáticos hasta los grabadores de cilindro de cera y los reproductores de discos de pizarra, han seguido funcionando y llegan hasta nosotros como embajadores de otro tiempo para mostrarnos una tecnología que cambió el mundo.
Exposición Ingenios musicales. 1850-1950. Colección Mur