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Jordi Savall: "El cine ha popularizado mi música hasta límites insospechados"
Imagen: Jordi Savall: "El cine ha popularizado mi música hasta límites... 17-08-2006
La expectación que levantó el concierto de la Familia Savall en Jaca era similar al de cualquier estrella del pop. Jordi Savall y su esposa, Montserrat, ya habían participado en este Festival a lo largo de sus quince años de historia y ahora han vuelto con un nuevo proyecto que reúne al resto de los miembros de la familia. A Jordi Savall una actividad frenética le ha llevado por los escenarios de todo el mundo con sus tres conjuntos (Hesperion XXI, Capella Reial de Catalunya y El Concierto de las Naciones), y ahora, rodeado de "los que quiero" continúa su gira.

Jordi Savall nació en Igualada (Barcelona) en 1941. Su trayectoria musical se desarrolla a partir de los 6 años en el seno del coro de niños de su ciudad natal. Investigador, recuperador, director de orquesta, fundador de casi media docena de conjuntos de música antigua, Francia le catapultó al 'Top Ten' musical con la banda sonora de la película 'Tous les matins du monde', por la que obtuvo un César.

¿Es consciente de representar hoy al músico más popular de la música antigua, de ser ya una estrella de masas?

No sé si lo vivo así, pero en todo caso es el resultado de muchos años de trabajo y dedicación que poco a poco han ido sumando y forjando una manera de hacer las cosas, que bueno, a la postre parece que ha tenido éxito.

¿Le parece que su éxito cinematográfico con la banda sonora de "Tous les matins du monde" ha contribuido a ello?

Sin duda. Ese ha sido uno de los factores fundamentales. Hay muchas personas que se han acercado a la música antigua o a mi música a través de la película. Gente que jamás había escuchado el instrumento y que ahora se compra todo lo que ve de viola de gamba. El cine ha popularizado mi música hasta límites que yo no podía sospechar.

¿Y esto de juntarse con toda la familia? ¿Ha contribuido también? ¿Lo ha popularizado más, si cabe?

No, creo que el éxito llega antes. Esto es una cosa especial, íntima, que surgió por casualidad. Nuestro disco de "Oriente a Occidente" es el sexto en lista de ventas de clásica detrás de Mozart, Vivaldi. Creo que es anterior a esta experiencia.

¿Pero cuál es el truco, díganos a padres y maridos, para trabajar con tu mujer y tus hijos y llevarlo bien?

Pues no hay truco en realidad. Es un profundo respeto y un espacio individual de cada uno que se refleja en la relación que tenemos, de libertad y, sobre todo, de respeto.

¿Y no se tiran los trastos a la cabeza?

A veces te dan ganas, pero luego la música lo elimina todo porque la complicidad que estableces con tu mujer o tus hijos es tremendamente especial. Es una comunión en la que no se traiciona.

Pero son muchos años.

Sí, pero el otro día estábamos en París tocando y nos dimos cuenta con Montserrat, con mi mujer, con la que estamos a punto de cumplir cuarenta años de matrimonio, que con algunos músicos llevamos treinta años, con otros veinte. En realidad es otra familia.

¿Y es cierto que empezó con la armónica?

Yo empecé con el canto y luego, sí , con la armónica y con la guitarra. Teníamos un grupo de amigos y hacíamos jazz porque nos divertía.

¿Los Neixer?

Exactamente. Era la época de Elvis Presley. Yo con el violonchelo empecé muy tarde. Además, como en mi familia teníamos lo justo, yo trabajaba ocho horas en una fábrica de tejidos, de la que Igualada está llena. Trabajé hasta que hice la mili.

¿Qué le aportó la mili musicalmente? ¿La corneta?

No se crea. Seguramente me aportó mucho. Rompí el cordón umbilical que me unía a mis padres y me alquile un piso en Barcelona, donde estudiaba y estudiaba en los ratos libres, que eran muchos. Probablemente en ese tiempo se fraguó el Savall de hoy.

¿Y qué discos guarda de esa época?

Ninguno. Supongo que alguno tuve, sobre todo de jazz, pero luego ví que mi camino iba por otro lado completamente distinto.