Los peregrinos que antaño iban caminando hasta Santiago de Compostela frecuentaban diferentes recorridos en función de sus lugares de origen, como el conocido Camino francés, el valenciano, el catalán o la ruta jacobea de la Ribagorza, que une San Bertrand de Cominges (en Francia) con Berbegal recorriendo gran parte de la zona noreste del Alto Aragón. Para poner en valor esta ruta, que atraviesa La Ribagorza y parte del Somontano, y continuar con la señalización y adaptación que se hizo en 2018 hasta Roda de Isábena, la Diputación Provincial de Huesca ha financiado la mejora de los últimos 88 kilómetros de este camino.

Los trabajos, con un coste aproximado de 244.380 euros y realizados por PRAMES, se extienden desde Roda de Isábena hasta Berbegal, punto de enlace con el ramal del Camino de Santiago catalán, que viene de Montserrat. 

Durante la presentación de la ruta este martes, Roque Vicente, diputado del área de Desarrollo y Medio Ambiente, ha puesto en valor “la implicación de los ayuntamientos por los que pasa este trayecto, su compromiso es muy importante, pues van a ser los encargados de mantenerlo en condiciones adecuadas para el paso de peregrinos, además de promocionarlo y promoverlo como alternativa a los caminos más tradicionales”. Ha añadido que “la unión de esfuerzos siempre redunda en beneficio del territorio y, en este caso, no solo hablamos de dos comarcas, sino de toda la provincia. Estamos en un momento crucial para el futuro del territorio y muy especialmente del sector turistico, y la recuperación de este sendero, el GR-17, seguro será un revulsivo importante para todo el Alto Aragón”.

En este sentido, la alcaldesa de Montanuy, Esther Cereza, ha apuntado que se trata de “un proyecto esencial para dinamizar los pueblos que atraviesa y seguro va a desestacionalizar el turismo que llega hasta La Ribagorza y el Somontano”. A su juicio, “la colaboración y cooperación entre instituciones va a seguir siendo esencial a partir de ahora, pero también que nuestras empresas se adapten a las necesidades de los peregrinos, todos los alojamientos van a jugar un papel crucial”.

Tanto Esther Cereza como Manolo Bara, vicepresidente de la Federación Aragonesa de Montaña, han agradecido el apoyo de la Diputación Provincial de Huesca “que nos tendió la mano desde el primer momento. El trabajo conjunto se traduce ahora en beneficio para todo el territorio” ha apuntado Bara, quien ha destacado además “el valor añadido que aporta el GR-17, no solo es una infraestructura deportiva, también turística, económica y de comunicación, pues este sendero nos acerca más a Europa”.

Para finalizar, Roque Vicente ha añadido que la Diputación Provincial de Huesca “seguirá fortaleciendo la telaraña de infraestructuras que dinamizan nuestro territorio” y ha recordado que “pese a los rebrotes de los últimos días, la provincia sigue siendo un destino seguro y que ofrece confianza al turista”. Eso sí, ha hecho un llamamiento “a la responsabilidad individual, todos debemos cumplir las normas de distancia social, uso de mascarillas e higiene de manos. Solo así, la seguridad está garantizada tanto para visitantes como para los habitantes del Alto Aragón”.

Una recuperación que comenzó en 2018 con las tres primeras etapas en territorio altoaragonés

La Diputación Provincial de Huesca comenzó hace más de dos años los trabajos de recuperación de la ruta jacobea de la Ribagorza o vía Arán-Pirineos, concretamente las 4 etapas que separan Montanuy de Roda de Isábena. 

El trazado del GR-17 está compuesto por 9 etapas, en total 158’5 kilómetros de recorrido que se integrarán en la red de senderos turístico de Aragón y como ruta específica del Camino de Santiago, respetando los caminos tradicionales por los que ya discurría y que pasaron al olvido con la despoblación de parte de este territorio, el abandono del pastoreo transhumante y el fin de las peregrinaciones.

Esta ruta combina el interés histórico con el medioambiental. De forma transversal, se suceden paisajes cambiantes de gran diversidad geológica y biológica con bosques, barrancos, congostos o collados, así como la parte histórica y etnográfica que dejan pueblos como Soler, Capella, Ubierto o Costeán, con otras poblaciones de mayor tamaño como son Graus o Barbastro entre otros.

La ruta se encontraba documentada en apuntes que lo marcaban como paso alternativo de los peregrinos que llegaban desde San Bertrand de Cominges procedentes de Narbonne o de Toulouse. A finales de la Edad Media, cuando el paso de Somport se vio afectado por guerras religiosas entre hugonotes y católicos, comenzó a utilizarse este camino. De hecho, en el mapa francés de 1.648 se muestra el paso de Saint Bertrand de Cominges a Vielha en dirección a Barbastro como una vía ya existente.