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Los himnos de los setenta en un homenaje a los cantautores concluyen en Sabayés un fin de semana de música, circo y teatro en la Hoya de Huesca
Imagen: Homenaje a los cantautores que realizaron Eduardo Paz y Olga y los Ministriles en el Salto de Roldán. FOTO SERGIO SÁNCHEZ Homenaje a los cantautores que realizaron Eduardo Paz y Olga y los Ministriles en el Salto de Roldán. FOTO SERGIO SÁNCHEZ 29-08-2022 Festival Sonna Huesca Oferta cultural

Broche a un fin de semana repleto de música, circo y teatro en la Comarca de la Hoya de Huesca. Eduardo Paz, miembro del histórico La Bullonera, y los no menos históricos Olga Orús y Salvador Cored, de Olga y los Ministriles llevaron a cabo este domingo un recital muy especial. El de las obras de cantautores que se convirtieron en auténticos himnos, desde los setenta hasta hoy. Música y nostalgia a partes iguales

Obras como La Bullonera, de Hato de Foces y, sobre todo, de los desaparecidos Joaquín Carbonell y José Antonio Labordeta, a quienes se les rindió un sincero y emotivo homenaje. “La albada guerrera”, “Severino el sordo”, “La peseta”, “El Olivo”, “La bolsa o la vida” o “Los de Huesca y de Teruel” devolvieron al público a los tiempos de la transición y de la despoblación, con el Salto de Roldán como telón de fondo. La formación la completaban Rafel Sánchez (Dulzaineros del Bajo Aragón), Sergio Rodrigo y Dani Escartín, ambos también “ministriles”. 

El Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de Huesca, por su parte, sirvió de escenario el sábado para un espectáculo de teatro visual y musical que quedará para el recuerdo como una de las piezas más exquisitas de la tercera edición del festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna Huesca. Una voz infantil grabada e interpretada en lenguaje de signos fue el único texto de un espectáculo visual en el que la luz, la música, los objetos y el lenguaje del cuerpo ejercieron de verdaderos narradores.

La compañía catalana Addaura Teatre Visual presentó en el III SoNna Huesca KLÉ, un espectáculo inspirado en la obra y vida de Paul Klee y la filosofía de la Bauhaus. Sobre el escenario se alternaron la danza, la magia, la manipulación de objetos, el clown, los títeres y el teatro de caja negra para descubrir al pintor Klee, músico, titiritero, escultor y filósofo. 

Las distintas escenas en las que estaba estructurada la obra comenzaron con una alegoría a la paleta de colores de Klee, que culminó con una danza sufí adaptada, en la que las faldas ejercían de manchas de esa paleta. El viaje por la obra y la vida de Klee se centró luego en el equilibrio y la música. El pintor alemán era también un virtuoso del violín y su papel sobre la escena lo interpretó el búlgaro Vassil Lambrinov, compositor e intérprete de las músicas del espectáculo, incluida una adaptación a ocho voces de la famosa pieza cómica de Rossini, El duetto buffo di due Gatti, con el que cerrarían la obra.

Títeres de material reciclado, pájaros mecánicos gigantes, escenas brillantes de teatro negro... El escenario se renovaba continuamente y la pieza cambiaba de ritmo, de luz y de propuesta al ritmo del violín de Lambrinov. Al final del espectáculo, los intérpretes fueron en busca de su directora, Teia Moner, diseñadora también de la iluminación y de algunos de los objetos, títeres y escenas que conducían la obra. El público les regaló una larga ovación y abandonó el recinto del CDAN, sobre cuya fachada destacaban las sombras de los actores en el escenario para formar parte activa del espectáculo, convencido de que había disfrutado de un privilegio.  

 
Gala de Circo Contemporáneo del SoNna Huesca

La Gala de Circo Contemporáneo del SoNna Huesca no pudo tener mejor escenario. Las amplias dimensiones de la Balsa de La Culada de Almudévar, su profundidad y su estructura pétrea, la convierten en una suerte de teatro o anfiteatro romano construido para uso agrícola y convertida hoy en una pequeña joya del patrimonio civil altoaragonés.

Abría la gala el equilibrista zaragozano Daniel Esteban transformado en el Capitán Spriki para ejercer de presentador y animador de la velada. Un superhéroe de pacotilla que con muy poco se metió al público en el bolsillo y convirtió las transiciones entre números en un jolgorio. Al capitán Spriki le dio tiempo a mostrar sus habilidades, disimuladas en torpeza, con una pelota de pilates que luego compartiría con el público. Fue el contrapunto humorístico necesario para que, como es habitual en el circo, destacaran las habilidades de sus compañeros de pista, que eran muchas.

El primer número de la gala corrió a cargo de la Compañía D’Click, que presentaron Sed, un espectáculo de acrobacias en mastil chino narrado por tres personajes con el único atrezzo de una botella de agua. El trío terminó entre el público tras poco más de diez minutos de exhibición física y plástica que se cobraron la primera gran ovación de la noche.

Los cambios de escenario eran complejos, pues se utilizarían, por este orden, mastil chino, trapecio y cuerda fija, pero Daniel Esteban conseguía introducirlos en el espectáculo: “Deberíamos dedicarnos solo a desmontar. Es tan bonito”. Mientras el capitán Spriki entretenía al público, D’Click retiraba el mástil y las de Mariloli montaban el trapecio. Un visto y no visto, que se repetiría durante toda la velada.

Una vez instalado el trapecio, las chicas de la Compañía Mariloli se subieron al columpio para representar, bajo el ambiente sonoro que creaba el músico contemporáneo Gustavo Giménez, la pieza Impacto Sonoro, otra demostración de poderío físico, pero repleta de belleza y armonía, gracias a la dulzura de los movimientos de dos auténticas gimnastas.

Poco después, mientras el público jugaba con la pelota de pilates, aparecía al fondo del escenario el carro instrumental y luminoso del argentino afincado durante años en Zaragoza Nico Nale, que iba a poner un punto armónico y enigmático con su pieza Plug, un espectáculo musical y de malabares, donde lo visual y lo auditivo se fusionan para convertirse en un todo. 

Nale grababa en el loop unos acordes de guitarra –fijada al carro- y un par de bases, y usó pelotas y bolos para hacer malabares al compás y ritmo de la música en diferentes escenas. La oscuridad permitió un juego mágico de luces gracias a unos bolos que se iluminaban de distintos colores en función de las notas musicales o de la orden del malabarista. Fue el momento futurista de la noche, con la tecnología como aliada.

El cierre de la Gala de Circo del SoNna Huesca lo puso la compañía Capycua con su espectáculo Encordadas, una pieza sobrecogedora de cuerda fija en el que de nuevo dos mujeres iban a encargarse de sorprender al público. La cuerda fija, como el mástil o el trapecio, tienen su lenguaje particular y el viernes lo pudo comprobar el público de la Balsa de la Culada. Los enredos, enfrentamientos y descuelgues pertenecen al lenguaje de la cuerda, y el dúo de Capycua lo expresó como si fuera su lengua materna.

Fue una de las grandes noches del SoNna Huesca. No solo porque el proyecto era complejo e iba a servir para mostrar la pujanza de las artes circenses en Aragón, sino porque el certamen iba a permitir a muchos descubrir la Balsa de la Culada de Almudévar, un escenario del que volveremos a oír hablar.