La iglesia de Hecho acogió la noche del pasado jueves el decimotercer gran concierto de la trigésimo cuarta edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca. La cita se transformó en un crisol sonoro donde el Barroco más puro dialogó con las nuevas pulsaciones urbanas del siglo XXI. De la mano del clavecinista, director y ‘alma mater’ Franck-Emmanuel Comte, Le Concert de l’Hostel Dieu llegó al certamen para presentar su proyecto más rompedor: ‘Bach on the beat’. Una propuesta que, sin perder el rigor histórico de la interpretación con instrumentos de época, se abre de par en par a la estética contemporánea al añadir al espectáculo —y a su respiración— fundamentos de hip hop, de beatbox y de recursos electrónicos.
Era apenas la segunda vez que el grupo interpretaba este programa —la primera fue en Toulouse, el pasado junio— y, sin embargo, la puesta en escena transmitió manifiestas dosis de ilusión y solidez. Quizá porque la formación lionense ya sabe lo que es cautivar al público del festival: en 2023 habían ofrecido ‘FugaCités’, otro proyecto de espíritu y talante híbrido. Ahora, la apuesta era aún más atrevida: tres ‘loopers’ funcionando en directo a pleno rendimiento como pedales de efectos, no solo para amplificar la percusión vocal del ‘beatboxer’, sino también para multiplicar las texturas del violonchelo barroco y el violín, creando un crisol de capas y resonancias insólitas para estos instrumentos.
Como no podía ser de otro modo, el repertorio giraba en torno a Johann Sebastian Bach, pero Comte quiso dibujar un mapa algo más amplio, sumando obras de Antonio Vivaldi y del menos conocido Johann Paul von Westhoff, cuya ‘La Campanella’ —una sonata que imita el repique de campanas con armónicos vibrantes— sorprendió con sonrisa y bienestar al respetable que llenó la iglesia de San Martín. El estilo interpretativo de Le Concert de l’Hostel Dieu es difícil de encasillar: conjugan una precisión milimétrica con un pulso rítmico vibrante; alternan momentos de concentración casi ritual con explosiones de energía. En palabras del propio Comte, la propuesta de Hecho invitó “a mantener la mente y los oídos bien abiertos” y dejarse guiar por el placer de su descubrimiento.
Muy ágil y perfectamente engrasada, la velada contó con tres ejes más que brillantes: el improbable diálogo entre sonatas y suites de Bach y las bases rítmicas del ‘beatbox’; la capacidad de los ‘loopers’ para expandir el espacio sonoro hasta convertirlo en una suerte de eco infinito; y, muy especialmente, las cinco nuevas conversaciones con el público, póker de creaciones originales de los jóvenes compositores franceses Clément Walker-Viry y David Chalmin. Estas piezas no se limitaron a ‘vestir de moderno’ el repertorio barroco propuesto, sino que propusieron un verdadero mestizaje melódico, cruce donde las síncopas urbanas se fundían con el contrapunto bachiano, sin perder en ningún momento la maravillosa esencia de cada mundo.
Mezcla de lírica y electricidad, tras vítores y aplausos, el camaleón de la noche continuó transitando por el valle con sus graves continuos, respiraciones y chasquidos. Este ‘Bach on the beat’ confirma que Bach es un territorio infinito, capaz de absorber las más variadas reinterpretaciones. Y si alguien lo demuestra es este conjunto lionés, que encuentra en su mestizaje una vía atractiva e innovadora para revitalizar el patrimonio de nuestro arte y cultura.
Tras la gira europea y americana de su último disco, ‘Les Fantômes d’Hamlet’, y con un próximo proyecto junto al contratenor Xavier Sabata basado en el mito del Orlando Furioso, Le Concert de l’Hostel Dieu atraviesa un momento bien dulce. Un lujo recalara por el FICS. Seguro que a Bach le hubiera gustado escuchar cómo su música sigue latiendo al compás de nuevos tiempos, o lo que es lo mismo, un inteligente diálogo sonoro, versátil y polifónico, a tres siglos vista.