La inusual trayectoria vital de Katia Acín, marcada por una infancia de educación libertaria y una carrera profesional condicionada por la dictadura, tiene tras su jubilación un capítulo de emocionante superación personal, al recuperar 50 años después una carrera artística en ciernes, abruptamente truncada por el asesinato de sus padres, Ramón Acín y Conchita Monrás, cuando contaba con 12 años de edad. La publicación cataloga la obra gráfica original más significativa de la autora gracias a la selección realizada por Alicia Vela y Antonia Vilà, un total de 144 estampas.