La iglesia parroquial de Tamarite de Litera acogió la tarde noche del pasado sábado un nuevo concierto del Festival Internacional en el Camino de Santiago de la Diputación de Huesca. Fue el turno de Axivil Trío, formado por unos brillantes y virtuosos Wafir S. Gibril, Felipe Sánchez Mascuñano y María Altadill, grupo que toma su nombre en homenaje al vihuelista judío de Borja. Bajo el título de ‘El príncipe y el hebreo’, el recital acogió un muy atractivo y más que sereno paseo por el repertorio de las tres culturas que convivieron en la Península Ibérica durante el medievo. Como subraya su cantante, María Altadill, “la música andalusí, cristiana y sefardí se entremezclan, cantando al amor, al desamor, a Dios y a la vida”, riqueza ante el ciclo de la vida.
Y así fue ante el inteligente y refrescante itinerario propuesto, instrumentos rescatados para partituras desempolvadas, con sonidos y aromas que pudieron disfrutarse en una iglesia completa de aforo, respetando todas las medidas de seguridad. Fue “el sabor más mediterráneo, de gran variedad en los ritmos y melodías”, que hicieron de la velada una fiesta para los oídos y también para la filosofía. Porque estos repertorios, aparte de belleza, cuenta en su cruce y encaje de una vasta sabiduría, muy útil, por cierto, para tiempos de pandemia.
Entre los autores interpretados por Axivil Trío sólo se conoce la autoría las canciones de trovadorescas. El concierto comenzó con la única melodía de compositora que se conserva, De la Comtessa de Dia. “La mayoría del repertorio se ha recogido en diferentes partes del mundo, donde llegó la Diáspora Sefardí, llevándose consigo las canciones, que se han trasmitido generación tras generación”, destaca Altadill. Y así las revivimos en pleno siglo XXI, como sucedió en Tamarite de Litera el fin de semana, recital presentado con grande dosis de honestidad y pureza, convicción y transparencia, haciendo del concierto un hecho comunicativo único, cercano y especialmente transformador.
Axivil Trío se encuentra de gira hasta noviembre. Para la soprano, “la suerte de tener un grupo cohesionado, y el éxito de este pequeño programa que ha sonado por todo el territorio, que se estrenó en Huesca hace más de cinco años, ha hecho más llevadero el poder prepararlo. Pero no ha sido fácil la organización del trabajo. Aunque las ganas de disfrutar con el público de nuevo, nos ha hecho ser optimistas”.
Altadill es de las profesionales que cree que, hace tiempo, la música antigua ha dejado de ser una moda, “para pasar a ser esencial en cualquier programación de grandes festivales y salas de conciertos. Se han multiplicado los certámenes especializados, que hace que la competencia sana ofrezca gran variedad, y reta a los músicos para encontrar diferentes repertorios olvidados para innovar”. Eso está claro, investigación e innovación, tradición y modernidad, para un cruce de culturas más que necesario, a reivindicar y, sobre todo, a disfrutar.