Se calcula que cada año desaparecen en todo el mundo entre 200 y 2.000 especies animales y vegetales, ya sea por la pérdida de hábitat, cambios en las cadenas tróficas (disminución de la población de las presas de las que se alimentan, etc.), el aumento de parásitos o de especies invasoras que les afectan, o simplemente porque el incremento acelerado de la temperatura hace que muchas de ellas no puedan adaptarse.
Un aumento de la temperatura de 2 °C hará que entre el 15 y el 40 % de las especies se encuentren en peligro de extinción.
El calentamiento global produce cambios en las pautas de comportamiento de algunos animales, que se ven obligados a avanzar o retrasar, por ejemplo, las migraciones o la época de reproducción. ¡Y esto afecta a todo el sistema!
La pérdida de biodiversidad tiene consecuencias en todo el sistema del que formamos parte los seres humanos. Y es que la variedad de seres vivos que existen en la Tierra y las interacciones que establecen son fruto de millones de años de evolución. En este equilibrio se sustenta toda la vida, tal y como la conocemos, porque regula los flujos de energía y materia. ¡Cada vez que se pierde una especie, nos volvemos más vulnerables para hacer frente a los cambios!
¡Descubre la historia de Tan!
Tan es un orangután que llegó al Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok, en Borneo, en julio de 2020, cuando sólo tenía ocho meses.
Lo encontraron solo en una plantación de aceite de palma muy asustado y confundido, cerca del pueblo de Sukau, que se encuentra en el río Kinabatangan.
Cuando llegaron al centro, la enfermera le hizo un buen control y se alegró de ver que por lo general estaba bien de salud aunque estaba un poco delgado y deshidratado, ya que seguramente hacía tiempo que no se alimentaba de la leche de su madre. También tenía dos heridas en la cabeza y en la espalda y el personal del centro pensó que el joven orangután y su madre podrían haber sido atacados por algún animal. No había indicios de la madre cuando se encontró al bebé, por lo que quizá huyó para escapar de los ataques y sin quererlo se separó del hijo o quizás no sobrevivió a los ataques o de algún cazador furtivo.
Cuando el pequeño Tan llegó al Centro, la enfermera le dio una botella de leche tibia y después le colocó en una cuna de la guardería, la cual se convertiría en su casa durante un tiempo. Tan estaba agotado después del largo trayecto hasta el Centro y de un día tan agitado y pronto se quedó dormido. Por la mañana fue una sorpresa para el nuevo llegado ver que no estaba solo, sino que estaba rodeado por otros bebés, todos los cuales habían tenido la suerte de ser rescatados y llevados al centro. Durante los meses siguientes, Tan recibió todos los cuidados que necesitaba por parte del personal de enfermería, veterinaria, etc., que le revisaban la sangre con frecuencia para asegurarse de que no había cogido la malaria ni ningún parásito. Cada semana le pesaban y no pasó mucho antes de que empezara a engordar.
Ahora mide unos 10 kg. ¡A Tan le encanta su hora de baño! Sus cuidadores cuidan mucho de no ponerle agua a los ojos, ya que esto no le gusta y saben que tiene pánico, pero como ha aprendido a confiar en ellos, ahora es muy cooperativo. Tan tiene casi cinco años y a menudo abandona la guardería para jugar en el gimnasio de la selva con los demás bebés. El gimnasio de la selva es una red de árboles pequeños y plataformas conectadas por cuerdas, que son perfectas para balancearse y le ayudan a ganar fuerza y destrezas. El objetivo es que en breve lo puedan reintroducir en su medio natural. No es algo fácil, todavía le falta mucho por aprender, ¡pero seguro que será una experiencia muy emocionante! ¡Le deseamos mucha suerte!
Esta historia está basada en hechos reales y, desgraciadamente, con matices, es bastante común en Borneo. Tan tuvo la suerte de ir a parar a un centro de recuperación, pero no todas las crías de orangután o ejemplares adultos sobreviven a la caza furtiva o a la tala de bosques que reducen su hábitat hasta condiciones que dificultan extremadamente la vida.
Las plantaciones de palma para obtener aceite constituyen una de las principales amenazas que ponen en peligro la vida de los orangutanes en libertad. El aceite de palma se exporta y se utiliza en todo el mundo para diversas finalidades: en cosmética, en la industria alimentaria, etc. Se calcula que 1 de cada 2 productos de alimentación y cosmética lo contienen en alguno de sus ingredientes.
La mitad de los orangutanes de la isla de Borneo y el 80% de los procedentes de la de Sumatra han desaparecido en las últimas décadas, según datos de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN). Uno de cada dos productos de alimentación o cosmética que encontramos en los supermercados contiene aceite de palma o alguno de sus derivados. Las plantaciones de palma son la principal causa de deforestación en Indonesia, el único lugar del mundo en el que todavía podemos encontrar orangutanes en libertad.
La pérdida de biodiversidad es uno de los límites planetarios que nos ponen en peligro, porque cuando una especie desaparece el resto nos volvemos más vulnerables y tenemos mayores dificultades para hacer frente a los cambios. ¡Y es que todas y todos estamos conectados con el resto! Pero no sólo eso, sino que la extinción de especies es una pérdida de valor incalculable, por el papel que desempeñan en los ecosistemas y por ser un patrimonio natural, estético, histórico y vital que entre todas y todos tenemos la responsabilidad de preservar.
Algunas curiosidades sobre el orangután:
La palabra orangután proviene de las palabras malayas <<orang>> y <<hutan>> que significan “hombre del bosque”. Ese nombre es el mismo en casi todo el mundo, con ligeras diferencias ortográficas.
Los seres humanos compartimos con ellos el 97% de los genes. Esto significa que tenemos más semejanzas que diferencias. ¿Crees que nos parecemos?
Es el único animal de grandes dimensiones que pasa prácticamente toda su vida en lo alto de los árboles.
Se le considera uno de los animales más listos del mundo. Tienen un cerebro muy grande en relación a las dimensiones de su cuerpo.
Se caracterizan por tener algo rojizo, lo que les diferencia de otros simios.
Sus dedos tienen aproximadamente la misma longitud que los dedos humanos, aunque su palma es mucho más larga. Y su capacidad de cogerse es cuatro veces mayor que la de las personas.
Se calcula que hay unos 70.000 ejemplares en libertad en el mundo, concentrados en la isla de Borneo y en Sumatra.
Los científicos creen que los orangutanes de Borneo podrían haber disminuido en más de 100.000 ejemplares en los primeros 15 años del siglo XXI. Se considera que cada año la población pierde 1.000 individuos cada año. En todo el mundo se están realizando esfuerzos para evitar que desaparezca.
Y si te preguntas ¿cómo podemos ayudarles?, la manera más fácil –pero de gran impacto– es dejando de adquirir productos que contengan aceite de palma en su composición.
Para ello, debes prestar atención a las etiquetas de los productos, algunos ya advierten que son libres de aceite de palma, pero en algunos casos hay que analizar las etiquetas con algo más de detenimiento, porque identificarlo no siempre es tan fácil, porque aparece con varios nombres.