Alquézar no siempre ha sido como hoy la conocemos. Esta villa medieval ha atravesado épocas de esplendor y pujanza pero también otras de lento declive. La Diputación Provincial de Huesca ha editado un libro que constituye la primera historia visual de esta localidad del Somontano de Barbastro. Recopila más de 300 fotografías realizadas por unos 60 autores entre final del siglo XIX y XX. Además, incluye explicaciones de contexto sobre los periodos abordados e incluso se remonta a descripciones en documentos literarios antiguos. Todo ello permite descubrir una población emblemática del Alto Aragón con más de 1.200 años de historia.
‘Alquézar visto por viajeros y fotógrafos (1882-1992)’ contiene 390 páginas que explican porqué esta localidad ha atraído las miradas de artistas y turistas durante siglos. El escritor Ramón J. Sender señaló en 1922 que esta población parece haber sido “construida por poetas en lugar de arquitectos”. Este aspecto es uno de sus principales atractivos. La fortaleza, la colegiata y el caserío conforman la imagen más característica. Los fotógrafos, habitualmente, se han centrado en una serie de espacios referenciales, como la panorámica de su conjunto urbano, el espacio natural que envuelve la villa; el recinto del castillo-colegiata; la plaza Mayor o alguna de las calles y rincones. No obstante, hay un gran volumen de imágenes de carácter etnográfico que muestran la esencia histórica de la población.
Las 390 páginas de este libro explican porqué esta localidad ha atraído las miradas de artistas y turistas durante siglos
Este libro plasma ese interés especial y atención continua que siempre ha generado la imagen icónica de Alquézar. Se han recopilado, en total, tres mil fotografías, en su mayoría pertenecientes a los fondos de la Fototeca de la Diputación Provincial de Huesca, de las que se han seleccionado 300 para esta publicación. Entre sus autores, el francés Luciet Briet, el alemán Kurt Hielscher; Juli Soler i Santaló; José Ortiz Echagüe (autor de la imagen de la portada del libro); de las primeras agencias para la venta de imágenes de patrimonio, como el Archivo Mas; y de la mayor parte de los fotógrafos aragoneses, tanto profesionales como aficionados: Juan Mora, Ricardo Compairé, Rodolfo Albasini; Joaquín Gil Marraco o Fernando Biarge, entre otros. Asimismo, se pueden encontrar también referencias a escritores y pintores que realizaron “peregrinaciones artísticas” a esta villa, como Ramón J. Sender o Ignacio Zuloaga.
Más allá del componente artístico, con una serie de fotografías que constituyen una riqueza documental única, el otro gran valor de este libro es el conocimiento histórico que divulga en sus páginas. Así lo considera la diputada de Cultura, Maribel de Pablo: “La dirección editorial ha corrido a cargo del jefe de la sección de Cultura de la DPH, Carlos Esco, y del fotógrafo, Esteban Anía. Ambos han realizado un ingente trabajo de documentación que ha puesto al descubierto la historia de esta villa, en gran medida desconocida por el gran público”.
Así, ha argumentado la diputada, el lector comprenderá la importancia que tuvo esta localidad durante siglos desde el punto de vista geopolítico, la ordenación urbana y la arquitectura y los procesos migratorios que se produjeron con las principales desamortizaciones y tras la Guerra Civil española. Al mismo tiempo, ha añadido, "contribuye a explicar cómo comenzó su reconversión hacia la referencia nacional del turismo de interior que es hoy en día”.
‘Alquézar visto por viajeros y fotógrafos (1882-1992)’ ha visto la luz de manera paralela a la exposición ‘Alquézar y Zuheros. Miradas en la distancia’, enmarcada en la octava edición del programa de la imagen Visiona. Esta muestra se puede visitar hasta el próximo 6 de febrero en la sala de exposiciones de la DPH, donde también se puede adquirir el libro. Aborda a través de la fotografía las similitudes y diferencias entre estas dos localidades, situadas a 800 km de distancia entre sí. Comparten rasgos como un pasado vinculado al sector primario y, en especial, a la actividad agroganadera y un posterior auge derivado de la actividad turística y de la pujanza del sector servicios, que ha llevado a las dos poblaciones a formar parte de la Red de Pueblos Más Bonitos de España.