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La danza de los derviches o el giro como arte mecánico
Imagen: Derviches giróvagos con el grupo Broukar Derviches giróvagos con el grupo Broukar 01-08-2019 Oferta cultural Festival Camino de Santiago

Los conciertos del XXVIII Festival Internacional en el Camino de Santiago arrancaron la noche del pasado miércoles en el Auditorio de San Francisco de Monzón, un espacio lleno a rebosar que disfrutó muy a gusto de un espectáculo único, el de los derviches giróvagos, plenos y universales, que con su música y su danza conectaron con un público entregado desde el primer momento de la cita reflexión.

Los responsables de tal magia fueron Taoufik Mirkhan (qanun), Abdulrahman Modawar (voz), Tammam Mohamad Alramadan (nai), George Oro (percusión) y Hadil Mirkhan (oud) junto Ahmad Rifai Hambrouch y Hatem Aljamal (derviches giróvagos), una alineación de lujo procedente de Siria, preocupada en recuperar y hacer vivir este género de canto y melodía instrumental, secular y religiosa.

Algunas de sus partituras procedían de África y pasaron por Alepo, la segunda ciudad más importante del país, víctima sensible de continuos y terribles bombardeos. Sus notas por la paz florecieron en Monzón, en este mundo de interconexiones humanas y sonoras. Las raíces de sus ritmos con la música más aflamencada tuvieron varios momentos de grandeza en el propio directo: "España y Siria están en lugares opuestos, pero comparten sonidos claramente reconocibles", afirmó Taoufik Mirkhan.

El concierto comenzó con Samai, un instrumental introductorio que sirvió para adentrarnos con claridad y temple en Muwashah, Traditional Suite, Waslah —Dulab, Taksim, Mauwal— y Tahmil fueron desfilando cual rito bucle en déjà vu, a mayor gloria de sus giros. Percusiones y cantes daban paso al trance giróvago, a la fiesta sonora y envolvente que acogió el Auditorio de San Francisco. El renacimiento del patrimonio musical de Oriente pasa por el rescate compartido de cada directo, de población a población, en lazos mantenidos.

Monzón disfrutó de un compensado, bello y agradecido repertorio de canciones tradicionales y sufí, resultado de investigación y búsqueda de grupos y etnias, en el rescate repertorios, fuentes y autores, procedentes de la propia Siria. La velada finalizó con una Improvisation Taksim, donde el derviche de cierre lució colores de modernidad cercanos a una poderosa vidriera.

Podríamos decir que el giro es un arte mecánico, donde su danza es el mantra más bello en ofrenda de cada cotidiano folklore. Si Damasco fue innovación cultural y artística de un territorio por y para el conocimiento, la música clásica árabe está más que de enhorabuena con propuestas como las de Broukar, donde la rotación es sinónimo de arte, reflexión y serena poesía.