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La maravillosa fusión barroca de la tiorba y la guitarra
Imagen: Daniel y Pablo Zapico, en concierto. Daniel y Pablo Zapico, en concierto. 02-08-2019 Oferta cultural Festival Camino de Santiago

El segundo de los conciertos del XXVIII Festival Internacional en el Camino de Santiago tuvo lugar en la Colegiata de Bolea a cargo de Daniel y Pablo Zapico, dos hermanos mellizos que llevan tocando juntos toda su vida, lo que hace que la compenetración humana y musical sea casi absoluta. A más, la tiorba y la guitarra barroca que utilizan son dos instrumentos que se complementan a la perfección el uno al otro: los rasgueos y la rapidez de las campanelas en la guitarra contrastan con la seguridad, el apoyo y los bajos de la tiorba. Así se pudo escuchar el pasado jueves en Bolea.

A través de las aguas a España e Italia donde era habitual el intercambio de músicos, Mediterránea daba nombre al programa que los hermanos Zapico ofrecieron en Bolea, plagado de frescura a la par que improvisación, "de arreglos personales para piezas siguiendo una práctica interpretativa olvidada y cuya recuperación requiere de muchos años de experiencia previa".

Tal y como era la música popular en la España e Italia barrocas, Bolea disfrutó de este extrovertido repertorio, rico en contrastes: danzas populares, novedades y armonías pegadizas, basadas en tema y variaciones. "Es música muy virtuosa e idiomática para ambos instrumentos y en cada pieza alternan la parte solista con el acompañamiento mostrando así todos sus registros y posibilidades", destacaron sus intérpretes, amén de otras tendencias compositivas y estilísticas recibidas con fluidez y entusiasmo por el público del festival.

En la Colegiata de Bolea sonaron los grandes maestros de la tiorba y la guitarra barroca, combinando lo popular con lo académico. Así, en el caso del primero, fue el turno de Kapsperger, que desarrolló su instrumento a principios del XVII hasta un virtuosismo aún hoy difícil de creer. Y en materia de guitarra barroca, cobraron vida las partituras de los españoles Gaspar Sanz y Santiago de Murcia, del que al final del concierto, en el poderoso bis, los hermanos tocaron una luminosa jota como detalle regalo al auditorio. En resumen, una cuidada y efectiva fusión sonora de instrumentos, directa al corazón del sentimiento rítmico.

Los Zapico acaban de celebrar los veinte años de Forma Antiqva con más de quinientos conciertos a sus espaldas sólo con esta agrupación, habiendo obtenido el Premio al Mejor Álbum de Música Clásica 2018 por su último disco Concerto Zapico Vol. 2. Por delante tienen muy buenas e innovadoras producciones como Yo, Farinelli, el capón en el Teatro Auditorio de San Lorenzo de El Escorial y en el Festival Internacional de Santander.

En cuanto a grabaciones discográficas, están sumergidos con la postproducción de dos discos que verán la luz a finales de año. "El público ha encontrado en la Música Antigua una frescura interpretativa que le atrae con devoción. Los programadores se han dado cuenta y así se manifiesta en el incremento de festivales y conciertos dedicados a este período. La corriente de recuperación de patrimonio musical, de interpretación con criterios históricos y de enseñanza especializada fluye y aumenta con gran fuerza", destacan Daniel y Pablo Zapico.