La exposición se inauguró en la tarde del viernes con la asistencia de numeroso público y la presencia de la responsable de Cultura en la Diputación Provincial de Huesca, Elisa Sanjuán, y el presidente de la Fundación Hospital de Benasque, Ramón Tejedor. Ambos destacaron "el papel de recuperar y difundir el patrimonio fotográfico", un trabajo que la DPH y la Fundación desarrollan a menudo conjuntamente, y para ello se tiene que seguir contando con "la complicidad de quienes lo conocen y lo han vivido", dijeron, porque solo así se podrá "conservar la memoria de esta zona y aprender de ella". También estuvieron en este acto de inauguración la alcaldesa de Benasque, Luz Gabás, el vicepresidente de la Fundación Hospital de Benasque, Jorge Mayoral, el comisario de la exposición, José Antonio Cubero, representantes de Acciona, Endesa y Gas Natural-Fenosa, y miembros de las familias que estuvieron trabajando en las obras de las centrales.
Esta exposición ha podido producirse gracias a la cesión a la Fototeca de la DPH del fondo compuesto por dos mil fotografías del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Catalunya (mNANTEC), y de la recopilación de postales de Catalana de Gas y Electricidad, una de las mejores colecciones española sobre la construcción de una central hidroeléctrica.
En tiempos como los actuales, la responsable de Cultura en la Diputación de Huesca, Elisa Sanjuán, ha manifestado que conviene recordar que "el esfuerzo colectivo es capaz de transformar la sociedad", en referencia también a los documentos que se presentan esta exposición para "ilustrar la labor modernizadora de las generaciones que nos precedieron y que tiene mucho que ver con la idea que siempre creemos posible desde la Diputación Provincial de que la gente pueda elegir el medio rural para vivir", señaló Sanjuán. A la financiación por parte de la Diputación de este proyecto, se han unido Acciona, la Fundación Endesa y la Fundación Gas Natural-Fenosa, y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Benasque, la Comarca de la Ribagorza.
La evolución histórica plasmada en un centenar de fotografías se completa con una importante selección de antiguos aparatos industriales, documentos, libros y piezas relacionadas con la hidroelectricidad que permiten entender mejor aquella época.
Además de la exposición, también se ha realizado un publicación con el mismo nombre 'La aventura hidroeléctrica en el Valle del Ésera' cuya dirección editorial ha estado encabezada por José Antonio Cubero, al igual que la exposición. También se han organizado unas jornadas sobre el patrimonio industrial en las que reconocidos especialistas, de la mano de la electricidad, invitarán a recorrer las instalaciones que hace un siglo permitieron que la luz eléctrica llegara a los hogares.
1912: año del inicio del aprovechamiento hidroeléctrico
En abril de 1911 se crea en Castejón de Sos la sociedad Hidro-Electra Pirenaica de El Run para generar energía eléctrica y destinarla a producir fuerza motriz y alumbrado para los pueblos de la zona. Pero no es hasta un año más tarde, en 1912, cuando se constituye en Barcelona la Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas que pasará a denominarse Catalana de Gas y Electricidad. En ese momento el objetivo era llevar a Barcelona 30.000 caballos desde el salto de El Run con una línea de 250 kilómetros a 110.000 voltios.
En los años noventa cambiaron de propietarios y pasaron a pertenecer a Endesa y más recientemente, en 2009, la empresa Acciona Energía está al cargo del sistema hidroeléctrico del Ésera. Todas ellas han seguido los pasos que en 1912 se iniciaron con aquel proyecto denominado el salto de El Run. Allí, se comienza a construir una pequeña central, la número 1, para el suministro de energía. Se trataba de dos líneas de 6.000 voltios para alimentar la zona donde se ubicará la presa, junto al pueblo de Villanova, y hacia Seira suministran el fluido eléctrico para los compresores situados encima del congosto. Pronto, se necesita otra segunda central auxiliar en Seira.
Miles de personas vinieron de todos los lugares de España y del extranjero a trabajar en las obras de las centrales, y para documentar todas las tareas se toman fotografías con una gran cámara de placas de cristal. Todo sucede el mismo año 1912 en el que también se termina el puente de El Run sobre el Ésera, de manera que los automóviles pueden llegar hasta Benasque.