En el marco del XXXI Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación Provincial de Huesca (DPH), la tarde noche del pasado lunes tuvo lugar en la iglesia parroquial de Tamarite de Litera el concierto ‘Bachdoneón, el encuentro de dos alemanes’, a cargo del músico Claudio Constantini, bandoneonista, pianista y compositor. El bandoneón es un instrumento muy poco común y de una enorme capacidad expresiva. Con él bajo el brazo, Constantini trajo al Festival un repertorio fuera de lo común, y muy fuera también del tango tradicional al que se le acostumbra asociar.
Su sonido le cautivó desde la primera vez que lo escuchó, y también a nosotros en su brillante directo. En la escucha y el deleite, entre las obras que el numeroso público pudo disfrutar en Tamarite destacaron tres piezas que daban nombre al concierto, tres de las obras más importantes de Johann Sebastian Bach: la ‘Fantasía Cromática y Fuga’, la ‘Chacona’ (de la Partita nr.2) y ya en el cierre y final la monumental ‘Toccata y Fuga en re menor’, “una de las obras más reconocidas de la música clásica, incluida en diversas películas como ‘Fantasía’ de Walt Disney o ‘El fantasma de la ópera’. Es, claro, una obra original para órgano que en la peculiar sonoridad del bandoneón adquiere una nueva dimensión, y más tras ser interpretada en una iglesia”, destaca Constantini.
Lengüetas que vibran frente a notas largas que respiran ante el silencio del respetable. Dicen que el bandoneón se inventó en Alemania para reemplazar el órgano en las iglesias que eran pequeñas, y así sería, además de ser un instrumento competidor frente a pianos y armonios ante la llamada música de salón.
Junto al gran Bach, en Tamarite también sonaron con detalle y finura pequeños ‘intermedios musicales’ a partir de obras de sus contemporáneos Dietrich Buxtehude y Girolamo Frescobaldi. La crónica necrológica de Johann Sebastian corroboró eso de que el maestro tomara a Buxtehude como uno de los modelos más importantes y significativos en el llamado arte del órgano. Mientras que Frescobaldi, creador de un estilo polifónico para órgano a caballo entre la pureza del XVI y los nuevos retos del XVII, conformó para su época lo que sería todo un repertorio instrumental independiente.
Para Claudio Constantini, sus directos se caracterizan “por una compenetración absoluta con la música, un compromiso con la excelencia, y una honestidad al abordar cada tema, intentando comunicar la música de la manera más directa posible con el público”, como así sucedió en honroso ejercicio de armonía, concentración y tempo. “Lo que quiero es inspirar a la gente, compartir, hacerles sentir y brindarles un momento emocionante e irrepetible con cada interpretación”.
En palabras del bandoneonista, ‘El enemigo invisible’, lema de la actual edición del Festival, “somos nosotros mismos, es lo que nos decimos. Podemos ser nuestro mayor aliado así como nuestro enemigo más destructivo. La pandemia es una circunstancia que no podemos controlar, pero lo que sí podemos controlar es lo que nosotros hacemos para superar las adversidades y crecer”, destaca.
Actualmente, Constantini se encuentra desarrollando múltiples actividades como concertista de dos instrumentos y, además, como compositor. “Cada semana tengo un concierto con un repertorio o incluso con un instrumento diferente, y también ante distintos géneros como el clásico, el jazz, lo latinoamericano, etc.”. Un temperamento inquieto e innovador donde los haya, que con esmero vuelve a poner en valor a Bach en la agenda de nuestros oídos y corazones.