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La ternura de los instrumentos del Renacimiento y Barroco, con Enrike Solinís
Imagen: Enrike Solinis Enrike Solinis 09-08-2018 Festival Camino de Santiago

Amante del Pirineo, Enrike Solinís valora del Valle de Hecho "el recogimiento del lugar, su contexto histórico y la maravillosa naturaleza de Huesca, que hace que puedas concentrarte en hacer música de manera mas honesta", como sincera y pura es su propuesta sonora. Solinís fue el intérprete elegido para el tercero de los conciertos del XXVII Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca.

Solonís ejecutó un concierto tremendamente bello, donde supo fundir un amplio abanico de autores, temas e instrumentos, mostrando un sencillo a la par que brillante paseo musical, ameno, didáctico y sugerente, que arrancó con la Edad Media —con la guiterna—, y que atravesó el Renacimiento —con la vihuela y el laúd—, el Barroco Centroeuropeo —con la tiorba—, y el Barroco Sureño —con la guitarra barroca—, hasta aterrizar al Barroco Norteño —con el archilaúd—. Un solo artista, que sonó como una orquesta.

Gran explorador de fuentes, partituras e instrumentos, para el artista vasco el laúd representa un mismo concepto de ‘tendrement' musical, tanto para Europa como en Asia. Las piezas francesas de música para tiorba aluden "a un momento de disfrute íntimo y lejos de los fuegos de artificio tan importantes en la mercadotecnia, de ahí que se plantee como algo incluso underground", destaca Solinís. Un ‘tendrement' gentil, amoroso y apasionado… en definitiva, más cercano al cosmos de la ternura que a otros universos menos plenos. Y es que la maquinaria del sistema está reñida con el alma de las piezas.

Si bien el guitarrista, laudista, tiorbista y violagambista en la corte de Luis XIV Robert de Visée fue el autor más presente en la Iglesia de San Martín en Hecho, con temas como Prelude, Allemanda & Courante, Sarabanda en re y La Basque, o Chacona —también de Marais—, uno de los momentos más absolutos del concierto fue la interpretación del manuscrito irlandés Lady Carey's Dompe (1525), anónimo y misterioso, de gran finura y fuerza, tocándose cual mantra, adueñándose con maestría de todo el lugar gracias al talento de Solinís.

El concierto finalizó con dos grandes para instrumentos humildes pero inmensos: Preludio Tres vite Allemanda, Gavota I & II de Bach, y un precioso pasacalle de Händel. Todo demostrando el gran latido del que gozan las músicas antiguas y barrocas si la ética del rescate y el cuidado de sus fuentes está hecha por artistas tan sinceros y con los pies en el suelo como Solinís. Por algo dio todo el concierto descalzo, para pisar mejor y transitar sereno por esos mundos de notas, cuerdas y madera, algo que el público de Hecho reconoció y aplaudió, tanto en repertorio como en bises.

Contra la contaminación del mercado musical

"Estamos preparando un proyecto sobre Juan Sebastián Elkano, también los Cantos y danzas en la época de oro de la navegación vasca que sacaremos en 2019, y seguimos con nuestros conciertos, básicamente fuera de España", compartió a la salida del concierto el músico bilbaíno.

Enrike Solinís valora positivamente el momento actual que atraviesan las músicas antigua y barroca, "ahora bien, todo el espíritu de contracultura que se podía respirar en un principio creo que ha desaparecido en pos de una vuelta al concepto musical clásico. Más falta de imaginación, menos apuesta personal y creativa en los proyectos por parte del intérprete, debido en gran parte a las pocas opciones que en este sentido dejan programadores, muy conservadores, y que siguen en muchos casos inmóviles en la pasadas décadas del sistema de programación a la clásica", destacó.

Solinís cree que el público esta dando la espalda, felizmente, al mundo clásico, "entendido como el sumun musical y con todo el aparato crítico y demás que lo apoya, buscando en el intérprete alguien más directo y actual en su comunicación, abriéndose a repertorios y músicas que van más allá de nuestras fronteras".

Además la vuelta a la búsqueda fuera del sistema musical europeo "tan manido, encuentra en la música antigua una salida, ya que se presenta como música nueva —por ser desconocida— y replantea los cimientos del sistema musical que conocemos antes de su creación pudiéndole dar otro aire y color por parte del intérprete, que vuelve a ser protagonista y no un simple medium ente público y él mismo", defendió Solinís.

"Todo esto lo hace tan atractivo como actual, y es normal que el público lo apoye, eso es lo que tiene la música antigua en origen, que si no se deja contaminar por el system de ‘managers, programadores, críticos' de décadas pasadas que se resisten a su negocio dará un paso de gigante en su comunicación con el público", concluyó el intérprete.