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Pirineos Sur, el festival de la biodiversidad
Imagen: Pirineos Sur, el festival de la biodiversidad 15-06-2011
El Festival Internacional de las Culturas ha mostrado desde su primera edición un especial respeto al medioambiente y un compromiso con el espectacular entorno del Valle de Tena.
Este año se han realizado importantes trabajos de plantación de diversas especies vegetales en Lanuza para embellecer el auditorio y mejorar su integración en el entorno.

Pirineos Sur ha tenido desde su primera edición un compromiso inequívoco con la biodiversidad. Se trataba de una apuesta novedosa e inédita en España por un "festival ecológico"; un concepto que tenía que ver con el respeto al medioambiente, la búsqueda de soluciones sostenibles a los problemas logísticos de un acontecimiento organizado al aire libre y la convicción de que no era necesario un evento de masas para garantizar su éxito. La propia elección del lugar, un escenario flotante en un pantano situado en mitad del espectacular Valle de Tena (Pirineo de Huesca), decía tanto de la filosofía del Festival como la programación musical que ofrece de cada año.

Veinte años después, Pirineos Sur se conoce en Europa por la calidad de sus actuaciones y por el original y subyugante emplazamiento de su auditorio natural. La biodiversidad es, por lo tanto, una de sus principales premisas, al mismo nivel que la diversidad cultural. El singular escenario del Festival ofrece numerosas complejidades organizativas que generalmente no se encuentran en otros eventos similares. Para adaptar las necesidades logísticas al espacio natural y no causar ninguna alteración en el ecosistema se han promovido en los últimos años diversas iniciativas de profundo calado ecológico. Se han impuesto limitaciones en el acceso de vehículos privados, se han acotado zonas de libre acampada y se ha dado un tratamiento especial a los residuos generados. Igualmente se ha promovido el uso colectivo del coche para acceder al recinto a través de la plataforma AMOVENS y se ha potenciado el transporte público como alternativa práctica. En definitiva, se trata de acercar cada año a Pirineos Sur a miles de personas sin que ello suponga afección alguna en el Valle de Tena.

El Festival inauguró hace tres años un nuevo auditorio en el extremo noreste del bello pueblo de Lanuza. El impacto visual del recinto se ha ido minimizando en este tiempo con diversas actuaciones que responden a la misma línea de trabajo y compromiso con el medioambiente. Durante este invierno se han plantado numerosas especies arbóreas de acuerdo a tres criterios: utilidad, ecología y estética. Las labores, realizadas por los técnicos del Vivero de la Diputación Provincial de Huesca y coordinadas por la responsable de producción de Pirineos Sur, Kathleen Jespers, pretenden mejorar la integración del auditorio en el entorno y solucionar algunos problemas logísticos como el viento o la visibilidad. Jespers señala que se han plantado 150 chopos en la ladera de entrada de público y en la del restaurante, "que es una especie común en la periferia del pantano, para suavizar la visibilidad del auditorio. También se han colocado olmos". En la margen derecha del escenario, en la orilla del pantano, se han plantado varios cipreses con los que se espera crear cuando crezcan un efecto pantalla que proteja al público del viento procedente del norte.

La búsqueda de soluciones útiles a problemas logísticos ha sido una de las máximas de este trabajo, que comenzó en el mes de noviembre. Por ejemplo, se han plantado varios castaños de indias en el acceso de los artistas al escenario para que en el futuro den sombra. Lo mismo se ha hecho en el vallado del recinto y en la separación de la zona de público y la de servicios, que se ha cubierto de parra para que en pocos años se integre plenamente en el entorno.

La responsable de producción de Pirineos Sur indica que "todo el proyecto se ha concebido con el máximo respeto al medioambiente, buscando soluciones ecológicas a los problemas que se generan en un auditorio de estas características". En este sentido recuerda que tras tres años de funcionamiento, la "naturaleza ha vuelto a colonizar el espacio y los espectadores encontrarán un escenario más integrado en el valle, aunque los trabajos que hemos hecho este invierno darán sus frutos dentro de dos o tres años".

Las mejoras en Lanuza se han extendido a la pista de baile situada en primera línea del auditorio. Para mejorar la visibilidad de los espectadores de las primeras filas se ha bajado en casi un metro esa plataforma y se ha suprimido el malecón, de tal modo que ahora prácticamente queda al mismo nivel que las aguas del pantano, como ocurría en el viejo escenario. Esta obra, señala Kathleen Jespers, "hace innecesaria la valla antiavalanchas y permitirá a los espectadores tener un contacto más real con el entorno". La biodiversidad, la diversidad y la cooperación cultural constituyen los ejes fundamentales de un festival singular que le convierte en una referencia única en los veranos culturales europeos.