La iglesia de Canfranc Estación acogió la noche del pasado miércoles el sexto gran concierto de la trigésimo cuarta edición del Festival Internacional en el Camino de Santiago (FICS) que organiza la Diputación de Huesca. El público que llenó el espacio asistió a una de las propuestas más rigurosas y emocionantes de la temporada: el concierto ofrecido por el Bachcelona Consort, formación dirigida por Daniel Tarrida, y protagonizado por dos voces jóvenes de proyección internacional, la soprano Maëlys Robinne y la alto Lara Morger. Este último nombre, no en vano, brilla con luz propia tras haber conquistado en 2024 el primer premio en la prestigiosa Bach Competition de Leipzig, en la categoría de voz.
Daniel Tarrida explicó que el Bachcelona Consort ya ha interpretado 116 de las 200 cantatas del compositor alemán, lo que les sitúa más allá del ecuador del ambicioso proyecto de abordar el ciclo integral. Este esfuerzo se acompaña, además, de una clara vocación internacional, habiendo llevado su propuesta a festivales de Escocia, Francia, Finlandia, Polonia, Croacia y Portugal. La cita en Canfranc Estación sirvió para consolidar la apuesta del FICS por una programación que sabe equilibrar el peso de la tradición con la frescura del talento emergente. En este caso, a través de un programa profundamente anclado en la figura de Johann Sebastian Bach y que, a modo de recorrido musical, invitó al público a transitar desde la simplicidad de los corales hasta el virtuosismo de las arias y las elaboradas formas contrapuntísticas.
Estrenado antes en Menorca y presentado ahora por primera vez en Aragón, el programa se estructuró en torno a dos cantatas que sirvieron de eje narrativo para entrelazar obras vocales e instrumentales. Tarrida, ‘alma mater’ del Festival Bachcelona y conocedor profundo del repertorio sacro bachiano, diseñó una dramaturgia sonora para la escucha y el gozoso asombro. Además del genio de Eisenach, el programa (y también su bis) incluía asimismo música de Johann Christoph Bach, tío de Johann Sebastian y figura admirada por este último, que lo consideraba “el más grande y expresivo compositor de la familia”. Esta recuperación de linajes musicales y el diálogo entre generaciones añadió paisaje, densidad y textura a una velada marcada por el rigor historicista.
Más que receptivo y sumamente atento, el público pudo disfrutar de la interpretación cuidada de cada pasaje, donde texto y música dialogaban en equilibrio. “Hay un trabajo profundo con el texto”, explicaba Tarrida, “y eso se nota: la forma en que cada palabra se ilustra musicalmente es parte esencial del mensaje de Bach”. Así, seguir las letras de las cantatas no era sólo una forma de contextualizar, sino de participar activamente del universo sentido que se desplegaba sobre el escenario y altar.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la interpretación de varias arias que, más allá de su belleza, requerían de una alta exigencia técnica y expresiva. Robinne y Morger demostraron por qué son dos voces en plena ebullición, con una afinación precisa, una dicción clara y una sensibilidad especial para el fraseo barroco. Junto a ellas, el conjunto instrumental ofreció una lectura camerística, detallista, donde cada línea melódica respiraba con libertad pero sin perder el sentido coral del conjunto.
Su director Daniel Tarrida subrayó la bonanza que atraviesan, gracias al apoyo de festivales y ciclos especializados, así como a una nueva generación de músicos comprometidos con la fidelidad histórica y la emoción contemporánea: “Es un buen momento para la música antigua”, afirmó, “aunque su reto sigue siendo conquistar nuevos públicos y seguir abriendo caminos de interpretación y difusión”. Con esta actuación, el FICS no sólo reafirma su fidelidad al repertorio barroco, sino que renueva su vocación de ser un espacio de excelencia y profundidad artística. El Bachcelona Consort, con su solvencia técnica y calidez sentimental, dejó una huella imborrable en los asistentes, demostrando que, tres siglos después, la música de Bach continúa iluminando el camino sonoro para nuestra almas.