Corelli, ‘el violinista del Papa’, y su escuela en Roma
Cualquier aficionado a la música conoce bien el nombre de Arcangelo Corelli, cuya fama e influencia en todo el siglo XVIII le valdrían el sobrenombre de Orfeo de la música. Sin embargo, salvo los Concerti Grossi Op. 6 y sus famosas Sonate Op. 5, muy pocos están familiarizados con el resto de su producción, es decir sus cuatro grandes colecciones de sonatas en trio, las sonatas da chiesa Op. 1 y Op. 3 y las sonatas da camera Op. 2 y Op. 4. He aquí sin embargo una parte sustancial de su repertorio pues cada opus contiene un total de 12 sonatas, haciendo un total de 48. Todas ellas son de una gran calidad y durante el siglo XVIII fueron consideradas modelos “clásicos” a imitar por su equilibrio formal y refinada factura.
Desde mediados del siglo XVII los compositores italianos denominaban Sonatas a obras de forma libre cuya característica común es que son piezas de música instrumental; en principio, sonata significa “música para ser sonada”, al contrario de cantata, o “música para ser cantada”. Muy tempranamente se distinguen dos géneros principales, la Sonata da camera y la Sonata da chiesa (sonata de iglesia). La primera consiste en una sucesión de movimientos con aire de danza, que se ejecutaban en academias, o conciertos privados de carácter civil. En el caso de la sonata da chiesa, los movimientos están pensados para ser interpretados gravemente en un contexto sacro.
De entre la pléyade de autores que emularon a Corelli destacan algunos compositores sin identificar, cuyas sonatas Eduardo López Banzo ha descubierto y transcrito recientemente, conservadas en el archivo de la catedral de Jaca. Hasta el momento no se les ha prestado demasiada atención, aunque son ejemplos muy interesantes de sonata da chiesa que, en opinión de los máximos especialistas en Corelli, provienen claramente del entorno romano del violinista del papa.