Guardianes del Mundo Rural

 

A continuación, y a través de los textos de Julio Alvira, se muestran algunas de las escenas que de manera habitual encontramos en los pueblos de la provincia de Huesca. Pequeños trazos de la vida cotidiana de diferentes personas que habitan en el mundo rural y que sin quererlo se convierten en los mejores guardas de sus valores. Individuos que han apostado por el medio rural para construir su historia individual y que sin quererlo han convertido a los pueblos del Alto Aragón en lugares lleno de posibilidades.

 

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"Cómo convertir desventajas en fortalezas"

Imagen: "Cómo convertir desventajas en fortalezas"

Mario Mas - Empresario

 

Mario Mas es empresario de la distribución de productos agroalimentarios. Su empresa Copima tiene la sede en La Puebla de Castro. Estar en el mundo rural ha obligado a una evolución de la empresa en función de las necesidades de la pro­vincia. Hace quince años, explica, el cliente era la tienda tradicional, que casi ha desaparecido aho­ra, ya quedan muy pocos. Antes se vivía de es­te cliente. El cambio ha venido de la mano de un nuevo segmento de cliente, la hostelería, que ha abierto un campo muy grande.

Mas considera al turismo de la provincia y todo lo que se genera en torno a él como un sector loco­motora, y la estrategia ha consistido en adaptarse a sus necesidades. Ha crecido el número de refe­rencias para ofrecer, aumentando la rentabilidad de las rutas, que se centran en las provincias de Lérida y Huesca, así como Zaragoza ciudad.

El reto es el plazo, añade, así que «casi todos los día servimos a casi todos los clientes». Cu­riosamente, la desventaja de su ubicación se ha convertido en fortaleza porque ha hecho necesa­rio transformar el negocio. Hay problemas, como en cualquier actividad económica, como la com­petencia, pero otros propios del mundo rural co­mo la cobertura de las nuevas tecnologías que li­mita el trabajo en línea.

Este empresario destaca el equipo humano, for­mado por la empresa y casi todo del en­torno de su sede. La empresa co­menzó con 2 trabajadores en 1987 y ahora hay 50 personas y un par­que de 22 vehículos frigoríficos.