La artista visual Teresa Salcedo se ha encargado de desarrollar este proyecto expositivo que, a través de las teorías del color de Albers, permite añadir otras miradas al valor pictórico y conceptual de la obra.

La responsable provincial de Cultura, Berta Fernández reconoce en esta exposición el "prolongado compromiso de la artista con la pintura", de la misma forma que celebra una carrera que ha resultado ser "un ejemplo para varias generaciones de mujeres que se dedican a las artes plásticas en sus distintas disciplinas".

Velo que vela al viento se inaugura el próximo viernes, 11 de marzo, en la sala de exposiciones de la Diputación de Huesca, donde permanecerá cerca de dos meses, hasta 8 de mayo.

Este viernes la Diputación de Huesca abre el calendario expositivo con una nueva lectura de la obra de María Cruz Sarvisé, cuya trayectoria comienza en los años 50. Después de cerca de tres décadas de aquella retrospectiva que pudo visitarse en la DPH, quien mira la pintura de otra artista para mostrar todo su valor es Teresa Salcedo, alguien que comparte con ella múltiples vínculos y de ahí que ofrezca un discurso que desborda lo evidente para llegar a los aspectos más inquietantes y enigmáticos de su producción artística.

En palabras de la diputada delegada de Cultura, Berta Fernández al presentar hoy este gran proyecto expositivo, "nos parecía que era el momento para retomar el trabajo de esta pintora y de volver a reunir una parte importante de su obra, aunque en esta ocasión con una mirada más actualizada y algo más testimonial", ha manifestado Fernández. Refiriéndose a la trayectoria de María Cruz Sarvisé, la responsable provincial en materia cultural se ha referido a "una pionera", mientras hablaba de un aunténtico mundo personal en torno a la pintura de Sarvisé donde "intenta plasmar aquello que le motiva y le emociona".

Berta Fernández reconoce en esta exposición su "prolongado compromiso con la pintura", de la misma forma que celebra una carrera que ha resultado ser "un ejemplo para varias generaciones de mujeres que se dedican a las artes plásticas en sus distintas disciplinas".

La propia María Cruz Sarvisé (Zaragoza, 1923) se mostraba hoy emocionada al ver de nuevo sus obras en la sala de exposiciones de la Diputación de Huesca y también satisfecha por considerar que Teresa Salcedo ha sabido entender bien el sentido de sus pinturas y plasmarlo. "Hay que verla, no mirar", concluía la artista. Junto a cerca de medio centenar de imponentes obras de María Cruz, se muestran también imágenes de referencias de otros artistas de distintos momentos históricos y contemporáneos.

La muestra ha planteado desde el principio desterrar el tratamiento que se ha dado habitualmente a la obra de María Cruz Sarvisé

Tal como explicaba Teresa Salcedo, la muestra ha planteado desde el principio desterrar el tratamiento que se ha dado habitualmente a la obra de María Cruz Sarvisé, en el sentido de estar identificada con la ternura y la bondad "y no se ha visto en ella el aspecto que realmente inquieta a todo el que ve su obra", señalaba la comisaria. Las obras de María Cruz Sarvisé producen una especie de sentimiento de inquietud, y el espectador no es capaz de adivinar el motivo. Para Salcedo y para autores como Borges, ahí radica el hecho artístico. "Lo que no se puede conocer de golpe, sino que oculta o vela algo más, es el hecho artístico y eso es lo que le ocurre a la pintura de María Cruz", añadía.

De ahí también la frase que da título a la exposición: Velo que vela al viento, el punto de partida para desvelar lo que la obra de Sarivsé oculta, siempre sin terminar, para que sea propio espectador el que la pueda concluir. La artista Teresa Salcedo ha abordado la muestra a través de las teorías del color de Albers, en un trabajo que permite añadir nuevas miradas acerca del valor pictórico y conceptual de la exposición.

Tres polípticos para quitar todos los velos a las obras de Sarvisé
La muestra se divide en tres grandes bloques o polípticos, dos de ellos a modo de retablos, en un discurso que plantea un ejercicio de asociación transpositiva. El primero trata el aspecto más religioso, con obras muy diversas desde finales de los años cincuenta, y no habla sólo de religión desde el punto de vista de beatificación porque, según Salcedo, en realidad los cristos y las vírgenes pueden representar un drama humano.

El segundo políptico es el elegido por la propia María Cruz y descrito como un lugar común a su obra, pues Sarvisé siempre ha ido retratando los mismos temas y aquí se han elegido cuadros llamados "frontera" por Salcedo. "Son todos los arquetipos de ángeles, de maternidades, de animales, de ancianos, junto a obra más metafísica e incluso irónica como el toreador, que forman un conjunto que explica cómo se ha movido ella en su larga trayectoria hasta ahora".

El público cuando llegue a la última parte de la sala se encontrará con el políptico más contundente, donde aparece la obra Los niños de Kirvat, Shemona y Muheibid (1974), entre dos maternidades o Niños que huyen. "Estamos viendo todos los días en los medios imágenes parecidas y nos agreden instantáneamente porque son tan comunes, constantes y cotidianas, pero cuando quedan pintadas quedan para siempre", añadía Salcedo.

Velo que vela al viento. María Cruz Sarvisé. Pintura de devoción abre sus puertas este viernes, a las 20 horas, en la sala de exposiciones de la Diputación, donde podrá visitarse hasta el día 8 de mayo, de lunes a viernes de 18 a 21h y los sábados y domingos también de 12 a 14 horas. Cerca de dos meses que incluyen actividades didácticas para centros educativos o público con necesidades educativas especiales, talleres para familias y visitas guiadas para quitar todos los velos a las obras de Sarvisé, y entender la mirada experta de Salcedo y las teorías del color de Albers con las que la artista ha trabajado para concebir esta exposición.

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