Per Kirkeby estudió Geología en la Universidad de Copenhague y posteriormente se matriculó en la Escuela de Arte Experimental (‘Ex School') de Copenhague, donde se decantó por la pintura, el diseño gráfico, el cine en 8 mm y la performance.
Los motivos que aparecen tanto en su escultura como en su pintura siempre proceden de la naturaleza o de la cultura entendida como el resultado de la actividad humana. Todos ellos están tratados desde la consciencia del artista de que en realidad la naturaleza también es artificial al realizarse la visión de la misma a través del filtro del bagaje cultural del que la contempla.
En el año 1973 decide realizar esculturas con un material poco habitual: el ladrillo, iniciando en Ikast (Jutlandia) una serie de obras de "arte público" y apariencia arquitectónica que, animadas de una potente intencionalidad, ha diseminado por toda la geografía europea.
Estas esculturas no sólo extienden los procedimientos escultóricos hacia la construcción, apropiándose del ladrillo, el material más carismático de la obra arquitectónica, sino que permiten al espectador introducirse en sus desfuncionalizados interiores. Son obras que no celebran ni conmemoran acontecimientos pero sin embargo permiten señalar un lugar reclamando la atención sobre el entorno en el que se ubican.
Esta obra creada expresamente para Plan surge de la macla de dos cuadrados iguales que al interseccionarse configuran en su interior otro cuadrado de dimensiones más pequeñas, de tal manera que, con este sencillo juego geométrico, se generan tres espacios a los que se puede acceder por una serie de huecos que remedan las puertas de una casa. En este sentido, y aunque carece de cualquier posibilidad funcional, podríamos relacionar los huecos superiores con la idea de ventanas, aunque sea imposible asomarse a ellas. El sentido de esta obra no hay que buscarlo en la arquitectura, en sus estilos o en sus técnicas constructivas. La relación de esta escultura con la arquitectura es meramente incidental, su sentido hay que rastrearlo en el desarrollo posmoderno de unas formas abstractas que han superado los límites de las artes y los presupuestos de las vanguardias para afianzar una autonomía de la obra de arte con respecto al resto de los objetos del mundo. Sin embargo, esta obra pertenece ya inseparablemente a este lugar, a través de sus huecos descubrimos fragmentos de la Peña Mediodía, Peña Lisa, Peña Cuezo, Punta Llerga y del cielo pirenaico, lo que refuerza la singularidad de su carácter.
La obra que a la vez está y no está. Que no hay necesidad de rodear porque se puede entrar en ella. Que es de apariencia maciza y, no obstante, transparente. Que semeja un edificio pero que no lo es, que no es una escultura ampliada y que tampoco fluctúa entre ambos. Es totalmente lo que es y no plantea estas cuestiones. Pero quizá sí otras cuestiones. Respecto al espacio de cielo que se entrevé. Respecto a la perennidad de las paredes, la precariedad de las casas. Respecto a la sabiduría humana liberada de las cargas intelectuales.Respecto al hecho de jugar al escondite y de tener una pared contra la que se puede jugar al balón.
Per Kirkeby. "Notas sobre las esculturas en ladrillo", "Ladrillos", "Manual" en Per Kirkeby. Huesca: Centro de Arte y Naturaleza. Fundación Beulas, 2009, p 175.