En el siglo XVIII se levantó un nuevo monasterio, que es La Cartuja tal como la conocemos ahora, convirtiéndose es uno de los elementos más importantes de la arquitectura de la Ilustración del siglo XVIII en Aragón. Pero su importancia no sólo radica en su antigüedad sino también en las pinturas murales realizadas por fray Manuel Bayeu, que decoran más de 2.000 metros cuadrados en su interior. El que fuera hermano del pintor de cámara del rey, Francisco Bayeu, y también cuñado de Francisco de Goya, pintó durante casi toda su vida en las paredes, techos, bóvedas y capillas del complejo monacal.
El monasterio, propiedad de la Diputación Provincial de Huesca, es, posiblemente, el más desconocido de los grandes monumentos altoaragoneses a pesar de su gran valor arquitectónico, pictórico y turístico.
Desde que, en el mes de julio de 2016, las puertas de La Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes se abrían de nuevo para adentrar a los visitantes en este Bien de Interés Cultural y sacar a la luz toda su grandeza arquitectónica y pictórica, más de 13.000 personas han visitado el monasterio, procedentes de destinos como Alemania, Inglaterra u Holanda, aunque los más numerosos proceden de diversos puntos de la provincia de Huesca, seguidos de los de Zaragoza y los de Barcelona.